El primer paso que debemos llevar a cabo sería pensar cómo vamos a usar el espacio, dividiéndolo en grandes áreas:
Espacio de comedor. Ten en cuenta cuánta gente come en casa habitualmente, pero también si normalmente recibes visitas.
Espacio de la televisión. Teléfonos inteligentes y tabletas están ofreciendo un uso alternativo a la tele, también enfocado al entretenimiento y al relax. Toca reflexionar sobre el tipo de sofá que mejor se adapta a nuestra vida: un chaise longe donde descansar, dos sofás o butacas individuales. Amuebla con mesa de centro, mesa auxiliar y lámpara de pie.
Espacio de lectura. Si los libros ocupan una parte fundamental en tu vida, piensa en un rincón cerca de una ventana, con una butaca de lectura o mecedora, luz directa artificial para la noche y almacenaje a mano.
Llámanos
Tu salón tiene...
Espacio de juego para niños. Cuando los niños no tienen un espacio propio donde estar, los juguetes y cuadernos de colorear acaban por todos lados. Reservando un lugar dentro del salón con zona de almacenaje para juguetes, mantendremos a raya el orden en el resto de la casa y, de paso, el salón será un espacio más inclusivo y familiar.
Espacio de trabajo. Trabajar desde es ya muy habitual y los salones, cada vez más pequeños, tienen que responder a esta necesidad. Intenta diseñar un rinconcito fijo donde estén ordenador y papeles, de manera que el resto de miembros de la casa lo identifiquen como un espacio de trabajo. Para amueblarlo, piensa en un escritorio, silla cómoda de trabajo, iluminación puntual y almacenaje.
Espacio de almacenaje. Es un error dedicar los huecos sobrantes al almacenaje en el salón; bien planteado y con un diseño inteligente, este espacio puede ayudar, por un lado, a mantener el orden y, por el otro, a separar y ordenar diferentes áreas sin necesidad de tabiques o separaciones de obra.